¿Que por qué leo? Porque hace que me olvide de todo, me hace reír, llorar, soñar. Porque un lector vive muchas vidas antes de morir, y uno que no lee solo vive una. ¿Que por qué escribo? Porque así puedo desahogarme, contar mis vivencias, experiencias, sentimientos, puedo sincerarme. Porque escribir es un arte, un precioso arte.

miércoles, 18 de julio de 2012

Tercer capítulo ~ Lágrimas de amor


Caminaba decidida, pero solo era apariencia. Dentro estaba destrozada. Su hermana, Alessandra, en coma. Era increíble, pero cierto. Unas lágrimas comenzaron a brotar de sus inocentes ojos avellana. No impidió su salida, ni tampoco se las secó. Simplemente las dejó correr por sus mejillas, por sus labios y luego caer a su ropa o al suelo. Siguió andando hasta la cafetería del hospital. Se acercó a la barra.

-Perdone, ¿podría ponerme un café? – preguntó mientras intentaba ocultar las lágrimas.
-Claro, un momento y se lo doy. ¿Le gustaría también algún dulce? – dijo el camarero.
-Hum… Sí, póngame ese croissant de allí, gracias.


El camarero cogió un plato y con unas pinzas colocó el croissant en él. Se lo dio a la chica y luego preparó el café. Elisa esperó y, cuando estuvo todo listo, lo llevó a una mesa vacía. Se sentó y empezó a comer mientras las lágrimas del amor por su hermana volvían a caer.


-Perdona, ¿este pañuelo es tuyo? – preguntó una voz detrás suya recogiendo un pañuelo de flores del suelo. Elisa se dio la vuelta.
-Sí, gracias. – dijo mientras se lo colocaba alrededor del cuello.
-De nada. ¿Estás llorando? – preguntó el joven.
-Sí, es decir, no. No es nada. – contestó Elisa mientras se secaba las lágrimas con la manga de su camiseta.
-Hum… vale. Mejórate. – dijo mientras apoyaba una mano es un hombro. – Adiós.
-Adiós, y gracias. – respondió, y el chico se fue de la cafetería.

“Extraño”, pensó Elisa. Se encogió de hombros y siguió con su desayuno. Acabo y pagó de nuevo en la barra. Luego fue de nuevo a la recepción de hospital. Pidió permiso para ver a su hermana otra vez, pero no se lo permitieron. “No tengo nada que hacer aquí”, se dijo mientras se dirigía a la salida. Fue hacia su moto, se puso el casco y la arrancó. Cogió la carretera hacia su casa y se dejo llevar. Conducía casi sin mirar, porque conocía el camino de memoria. Cuando llegó aparcó la Vespa negra en la puerta y se quitó el casco. Abrió la pesada puerta y entró. El portal parecía más triste y solitario sin su compañía. Estaba más apagado, más oscuro. Llamó al timbre de su puerta y esperó. A los pocos minutos se abrió y Elisa saludó a su asistenta.

-Buenos días, Anna.
-Hola Elisabeth. Tu padre está en el estudio. – le respondió Anna.
-Gracias. Y por favor, no me llames Elisabeth. Solo Elisa. – replicó.
-Está bien… Elisa. – dijo sonriente la asistenta.
-Chao. Luego te veo. – respondió entre carcajadas Lisa mientras salía corriendo hacia el estudio de su padre.

8 comentarios:

  1. Me encnata, haz mas capitulos!

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  2. Muchas gracias, me alegra que te guste:)
    Mañana subiré otro ;)

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  3. Me encanta,es la novela mas bonita que he leido hasta ahora,por favor sube más!

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  4. Es genial :) Escribes muy bien, me gusta mucho. Te pediría que me avisaras cuando subas capítulos, pero estoy haciendo limpieza de amigos en Tuenti y no creo que fuera buena idea agregar a alguien nuevo, me liaría más xDD Así que estaré atenta a cuando subas nuevos capítulos :)
    Un beso ^^

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    1. Muchísimas gracias, Carla.
      No importa que no puedas agregarme a Tuenti, tú mira de vez en cuando, que subiré casi todos los días uno. Hoy mismo subiré el cuarto :)
      Un beso (L)

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