¿Que por qué leo? Porque hace que me olvide de todo, me hace reír, llorar, soñar. Porque un lector vive muchas vidas antes de morir, y uno que no lee solo vive una. ¿Que por qué escribo? Porque así puedo desahogarme, contar mis vivencias, experiencias, sentimientos, puedo sincerarme. Porque escribir es un arte, un precioso arte.

viernes, 18 de enero de 2013

A little stop.

Hola a todos :)
Quería deciros que dejaré este blog durante un tiempo, porque debido a mis estudios, clases extraescolares y demás, no tengo suficiente tiempo. Pero volveré con él pronto, lo prometo.
De todas formas, esta 'pausa' en Sal de la Oscuridad, implica el comienzo de algo nuevo. En este caso será de otro blog, llamado 'Frozen Smiles', que empezaré hoy mismo. En ese blog, escribiré un poco de todo. Relatos, pequeñas historias, opininones sobre distintos temas, algún que otro poema, colgaré canciones...

Espero que muchos empecéis a leerlo y me contéis que os parece. Agradecería que contactarais conmigo para sugerencias, ideas, etc. Podéis hacerlo por Twitter [ @Ele_Tributo12 ], por correo
[ helenita0208@gmail.com ], por Tuenti [ Elena Sal de la ], o por comentarios en este blog o en el nuevo.

Muchas gracias a todos mis lectores por leerme, espero no defraudaros <3

P.D. Ya he empezado mi nuevo blog, y os dejo aquí el link -->  http://frozensmiles13.blogspot.com.es/  Espero que os guste :)

martes, 13 de noviembre de 2012

Octavo capítulo ~ El encuentro con el doctor

-Anna… ¿eres tú?
-Sí, Alex. ¿Qué tal te encuentras? – me preguntó mientras se acercaba.
-Mal… Me noto mal todo el cuerpo. Me pesa el alma, me duele el corazón.  – contesté mientras adaptaba mis ojos a la luminosidad del cuarto. Y era verdad. No podía más, sentía un gran peso dentro de mí, un nudo en la garganta, un dolor inaguantable.
-Alex… Lo entiendo, pero…
-Debería haber muerto… - la interrumpí secamente.
-¡No digas eso nunca, Alessandra! – me gritó Anna mientras unas inocentes lágrimas asomaban por sus ojos.
-Es la verdad. Nadie tenía que haber venido a casa, todo estaba planeado… Yo debería haber muerto en el acto, a los pocos minutos de clavarme el cuchillo en la muñeca. ¿Por qué? ¿Por qué vinieron a rescatarme?
-Alex, hubo una inundación en la cocina de casa. Vinieron a arreglarla en cuando unos vecinos llamaron diciendo que caía agua. Subieron y te vieron. Fue una suerte. Eres joven, no mereces morir.
-A lo mejor no lo merezco, pero es lo que quiero. Lo quiero, y por eso cogí el cuchillo y me lo clavé. Todo hubiera sido más fácil si me hubierais dejado morir. – respondí mientras rompía a llorar. Quería evitarlo, pero no pude. Las lágrimas brotaron de mis ojos y cayeron por mis mejillas a gran velocidad, humedeciendo mis labios al llegar.
-Alex… ¿Por qué? ¿Por qué quieres morir? – me preguntó Anna casi en un susurro, como si fuera un secreto.
-Yo… - tartamudeé al intentar contestar, pero mis músculos no me dejaban hablar. Quería decírselo. Quería contarle todo y librarme de esta pesada culpa que yacía en mi cuerpo. Pero no podía. Mi cuerpo no me dejaba, mis labios solo temblaban. Estaban sellados y, muy a mi pesar, aún no me dejaban contar la verdad.
-No hace falta que digas nada. Tan solo túmbate un rato, luego lo hablarás con los médicos. Ellos te ayudarán a librarte de esos pensamientos. – dijo Anna con una voz dulce que me tranquilizó. Luego se acercó a mí, colocó sus delicados dedos en mi nuca y me ayudó a tumbarme sobre el colchón de la camilla del hospital. Era incómodo, pero yo estaba tan cansada que no me quejé. Simplemente me recosté entre las sabanas y la miré.
-Yo… Lo siento. – conseguí pronunciar con un leve tartamudeo. Después cerré los ojos y me sumergí en un profundo sueño.
-Descansa, Alex. – susurró Annabell, pero yo ya no podía oírla porque dormía profundamente.

Después de decir eso, la asistenta cogió la colcha de la camilla y, con sumo cuidado, cubrió con ella el cuerpo de Alessandra. Se acercó aún más a ella y la besó en la frente. Luego se separó y salió de la habitación con un enorme vacío en su interior.




-Sí, soy yo. Hola, Elisa. – dijo el joven, posando sus enormes ojos azules en la expresión de sorpresa en la cara de la chica.
-Hola. ¿Qué haces aquí?
-Trabajo aquí. Bueno, estudio - dijo sonriente.
-¿Trabajas? ¿Estudias? ¿El qué? – preguntó Elisa.
-Hago prácticas con el doctor Pickford. Estudio psiquiatría.
-¿Doctor Pickford? Ese nombre me suena… - paró un momento, pensativa, y luego añadió - ¡Claro! ¡Es el doctor de mi hermana!
-Exacto, por eso estoy aquí. Tú misma me has dicho que acaba de despertar, así que pensé que quizás podría ayudar al doctor cuando viniese.
-Entiendo… ¿Y dónde está?
-¿Dónde está quién? – preguntó Mike.
-El doctor Pickford.  - Respondí como si fuera obvio. - Aquí no ha venido. A lo mejor no se ha enterado todavía. Mi asistenta me ha dicho que ha sido casualidad, porque estaban limpiando en su habitación cuando abrió los ojos.
-Puede ser, creo que iré a buscarle.
-¿Puedo acompañarte? No quiero quedarme aquí viendo el rostro triste de mi hermana y derramando lágrimas sin parar. – sonó tan apenada que Mike pudo hacer otra cosa que acceder.
-Claro, no hay problema. Vamos, es por aquí. – La cogió con delicadeza de la muñeca y la guió hasta la puerta del despacho del doctor.


Ambos caminaban rápidamente, sin vacilaciones y sin parar. Cuando llegaron a la puerta se detuvieron y llamaron suavemente. Esperaron unos segundos, pero nadie abría. Mike se apoyó sobre la pared color crema mientras lanzaba un suspiro. Elisa se mantuvo frente a la puerta del despacho. Pasado un tiempo, el doctor abrió. Mike se separó de la pared y se acercó a él apartando suavemente a Elisa. El joven y el doctor permanecieron en frente el uno del otro, mirándose fijamente. Luego, por fin alguien habló.

-Hola, Mike. ¿Qué te trae por aquí? – preguntó el doctor.
-Veníamos… - empezó Elisa, pero Mike la cortó y habló él.
-Veníamos para comunicarle que Alessandra ha despertado hace un rato. Queríamos que fuera a ver qué tal se encuentra.
-Alessandra… - el doctor paró un momento, pensativo, y luego continuó hablando – Sí, me había enterado. Ahora mismo voy para allá. Estaba acabando de ordenar unos papeles…
-Vamos, doctor Pickford. Tiene que venir ya, por favor. Mi hermana… está algo apagada.
-Hum… Está bien, vamos.

El doctor cerró la puerta de madera del despacho con una llave plateada algo sucia y oxidada, y luego los tres se pusieron a andar. No pronunciaron palabra durante el trayecto, solo el doctor emitía algún gruñido o suspiro acerca de todo el trabajo que tenía que hacer. Cuando llegaron, el doctor entró a la habitación 402, seguido de Elisa. Mike fue el último, y cerró la puerta suavemente, sin hacer ruido. Alessandra yacía en la cama, dormida. De vez en cuando cambiaba de posición o emitía algún sonido entre murmullos. Elisabeth y Mike se sentaron en el sillón que había junto a la camilla, pero el doctor permaneció de pie, observando silencioso a la joven dormida. Luego sacó una libreta del bolsillo de su bata blanca y apuntó en ella algo rápidamente. Inmediatamente después, se acercó cuidadosamente a la camilla de Alex. Colocó su mano en la frente de la joven y luego la retiró, apuntando otra cosa en la libreta. En ese momento, Alessandra empezó a agitarse y a susurrar cosas que nadie entendía. Después se sentó en la camilla, aunque permanecía dormida, y comenzó a sollozar. El doctor puso el dedo bajo uno de los ojos azules de Alex y recogió un par de lágrimas, apuntó algo más en la libreta y luego la cerró y se la guardó de nuevo en el bolsillo. Puso su brazo alrededor de la cintura de Alessandra y la ayudó a tumbarse. Cuando la joven ya tenía su cabeza sobre la almohada, el doctor la zarandeo un poco para despertarla. Tardó unos segundos en conseguir que abriera los ojos.

-Hola, Alessandra. ¿Sabes quién soy?

domingo, 4 de noviembre de 2012

Apadrina un blog :)

Bueno, quiero avisar que esta entrada va totalmente separada de mi novela, pero me gustaría que la leyerais. El caso es que he descubierto, por un evento en Tuenti, que dos personas han tenido la brillante idea de crear una especie de club.

El club se trata, como bien dice el título de mi entrada, de apadrinar blogs. Los blogs que tengan más de 100 seguidores pueden apadrinar otros que sean menos populares, con el fin de que estos aumenten en número de seguidores. Yo, como soy nueva en esto y tengo pocos seguidores, he decidido que sería bueno para mí y para mi blog presentarme como ahijada de algún blog que sea amable y me apadrine y, si llego a más de 100 seguidores, me convertiré en madrina de algún blog. Esta idea tan buena ha sido creada por dos bloggers, que son: Silvia y Cotito, cuyos blogs son http://leyendoentreletras.blogspot.com.e y http://detrasdelibro.blogspot.com.es/
Agradecería mucho que os pasaráis por ambos blogs y les echarais un vistazo, y si queréis, apuntaros a esta idea tan genial. Un saludo a todos :)