-¿Cómo está? ¿Se recuperará? – preguntó una inocente voz detrás del
cristal.
-Ha perdido mucha sangre, y no voy a mentirle, está mal.
Pero creo que se recuperará, sí. – dijo la voz grave del doctor.
-¿Puedo entrar a verla?
-No, todavía no, lo siento.
-Por favor… Su padre no va a venir, y su madre está muerta.
¡Déjeme entrar, se lo pido por favor! ¡Necesita compañía! – suplicó la niña.
-Hum... está bien. Pero solo cinco minutos, ¿vale? – dijo
pensativo.
-Ok, muchas gracias. – contestó, y le besó en la
mejilla agradecida.
La joven empezó a andar hacia la pequeña habitación donde
estaba su hermana. Caminaba temblorosa, aunque con ganas de verla. Antes del…
accidente, estaban muy unidas. Cuando estaba en la puerta, la abrió
cuidadosamente emitiendo un pequeño chirrido. Entró y la volvió a cerrar. Se acercó
a la camilla donde se encontraba el cuerpo inconsciente de Alessandra, su hermana
mayor.
-¿Alex? – Preguntó indecisa, aun sabiendo que no iba a
recibir respuesta - Hola -Se acercó más
y le agarró la mano suavemente. - Me alegro mucho de verte, ¿sabes? Y papá
preguntó por ti, aunque no le dije nada, en realidad no sabía nada. Los médicos
nunca me informan, siempre están ocultándome cosas, quizás porque soy demasiado
pequeña. Aunque ya tengo dieciséis, aparento menos. O al menos eso es lo que me
decía siempre mamá. Si fuera papá quien estuviera
aquí, a lo mejor le informaban más. Pero ya sabes que no vendrá. Es tan
distante…Pero creo que está preocupado por ti. En el fondo es sensible, o al
menos eso pienso yo. Bueno, hoy el doctor me ha dicho que te recuperarás, y le
creo. Seguro que dentro de poco ya puedes volver a cantar, bailar, leer,
escribir… y hacer todas las cosas que tanto te gustan, ¿a qué sí? – Y la
pequeña empezó a sollozar –Me acuerdo tanto de hace unos días, cuando estabas bien... Nunca pensé que harías esto, Alex. ¿Por qué..? – pero no pudo continuar la pregunta. Luego se secó con la manga de su camiseta
las lágrimas que brotaban de sus ojos. – creo que ya viene el doctor, por lo
que tendré que irme. Pero mañana volveré, te lo prometo. Tú tranquila, que
pronto te recuperarás y aclararemos todo, ¿vale? Me contarás la razón de esto y lo solucionaremos. Te quiero Alex. – Volvió a
soltar unas pequeñas lágrimas amargas, y le dio un beso en la mano. – Adiós
hermana. – y justo en ese momento el doctor dio unos pequeños toques al cristal
de la pared, miró a la pequeña y señaló su reloj.
Elisa, la hermana de
Alessandra, salió abriendo la puerta y, emitiendo otro chirrido, la cerró y comenzó
a andar de vuelta recordando los días anteriores del accidente. Recordando un
bonito ayer, nublado por la desgracia del hoy.
Jo,muy triste :S Pero genial ^^ Ya sabes,que tengo ganas de ir leyendo más :D
ResponderEliminar¡Un beso!
Jaja gracias. Cuando mas te aviso :)
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